Estoy convencido que todos tenemos uno o varios días que son importante
para nosotros y que tienen un especial significado. No necesariamente ese día
es un recuerdo positivo y ameno, pues he conocido personas que sus días más
importantes no han sido del todo gratos pero por la enseñanza que adquirieron
se convirtieron en el día más importante.
Dicen que todos tenemos dos días importantes en nuestras vidas: el día en que nacimos y el día en
que descubrimos para qué nacimos. Y es más, seguramente muchos
nunca llegarán a celebrar el segundo.
Yo pensé que era de esos. Cuando salí del colegio quería estudiar algo
que tenga que ver con computadoras (pues era la carrera del futuro decían mis
padres), a pesar que mi papá quería que fuera economista como él. Ya en la Universidad de Lima en la facultad de sistemas, se me metió la idea de hacer un juego de
video que revolucione el mundo, así que practicaba a diario en el "pinbol" del
costado de la universidad (el famoso “vicio”), claro con fines estrictamente de investigación. Bueno
eso nunca sucedió.
Mientras iba avanzando no sabía bien en qué área especializarme,
tenía claro que no iba a ser un buen desarrollador de software (pues nunca me salió
la práctica de curvas en turbo pascal). Pronto pensé que podía ser un buen
administrador de red o base de datos mientras trabajaba en Financiera SOLUCION.
Posteriormente fui seducido por el lado oscuro de sistemas: Seguridad de la
Información y me dediqué a eso por 4 años en el BCP. Después pensé ser el
mejor consultor de Seguridad en una transnacional y terminé en PWC.
También está aquél día en el 2001 que vi un anuncio en la web de mi
universidad que pedían personas para trabajar en la International Criminal Court (ICC) de la Haya en Holanda.
Y dije: este es mi oportunidad. Lo desee tanto, tanto que 10 años después me llamaron e
invitaron para una entrevista con todo pagado. Fui y no me gustó. PLOP!
Estaba medio perdido, sabía que era bueno, pero no sabía qué me quitaba el sueño aún. Pronto me di
cuenta que me gustaba mucho capacitar personas, pararme frente a ellas y transmitirles un poco de lo que sé pero de manera amena y divertida (¿stand up comedy? ¿impro? Pensé, recordando que mi madre siempre me decía que debía
trabajar en Risas y Salsas).
Finalmente un día renuncié, me fui a mi casa y aún no sabía bien cuál era mi
propósito. Sin embargo siempre me daba vueltas un frase de Migue Angel Cornejo
que decía: "Trascender en las personas equivale a que cuando tu vida toca la
vida de otras personas, esas personas no vuelven a ser las mismas". ¿Acaso podría yo
ser alguien así? ¿Podría yo impactar en la vida de muchas personas? ¿Acaso ese era mi propósito?
Hoy 26 de agosto que cumplo 41 años tengo mi propia empresa, capacito personas, las hago reir, escribo en mi blog y me dedico precisamente a eso, a aportar en la vida de las
personas, a ayudarlos a ser mejor, a mostrarles que hay más opciones, qué existen más cosas de las que creemos que sabemos y que siempre podemos estar mejor de lo que estamos. Pienso
que he recorrido casi la mitad de mi vida, que he aprendido mucho, que tengo muchas experiencias de vida, pero todavía me falta un camino por recorrer y por crecer. Antes quería estar rodeado de mucha gente, quería ser aceptado y celebrar al lado de muchos. Hoy solo quiero estar tranquilo, respirar, tomar un trago y tener
una buena conversación a lado de mi novia y uno que otro amigo(a) con una buena música de fondo.
Hoy agradezco a mis papás, a mis hermanos, a mi compañera de vida,
a mis amigos del colegio, del barrio, de la universidad, de la tuna, de
mis ex trabajos, del extranjero, del networkmarketing, de los seminarios, de mis viajes y de
todos los que he conocido hasta hoy, porque hoy sé que cada experiencia "buena y mala" (en realidad ni buena, ni mala) me ha llevado a ser quien soy.
Gracias a TODOS los que he conocido y que de una u otra manera han
enriquecido mi vida. Me he llevado, sin que lo sepan, lo mejor de cada uno.
MUCHAS GRACIAS.
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